La crisis en Egipto acaba de acaparar las principales planas de los diarios y es logico que asi sea: luego de dos decadas -tres, de hecho- de poder casi indiscutido, el pueblo, cansado de la miseria, salio a la calle y consiguio un cambio.
Ante esa situacion muchos españoles sintieron admiracion primero y luego algo parecido al miedo, aunque no quisieran confesarselo a nadie porque es de mal tono, en este momento, comentar criticamente lo que sucede en Egipto.
Las dudas de estos españoles cavilosos viene de su idea que la crisis de Egipto repercutira en la bolsa de España y esa repercucion afectara en forma directa los salarios de los empleados españoles, su poder adquisitivo, la capacidad para adquirir nuevos creditos hipotecarios o conseguir una refinanciacion de hipotecas justa.
Ese, precisamente, es el problema: ante esta situacion, es logico que la gente mire el pasado porque, aunque antes tambien las cosas eran complicadas, por lo menos las causas de los problemas se circunscribian a un ambito local: si una persona vivia en Madrid, por ejemplo, las causas de sus problemas venian de Madrid... no de Egipto.
Pero el mundo cambia y quejarse no trae soluciones; para buscar soluciones lo que pueden hacer los españoles inteligentes es buscar una empresa que se encarge de la refinanciacion de hipotecas de una manera seria, responsable y segura.
Y esa empresa, afortunadamente para los españoles, existe, es local y cuenta con las mejores cuotas del mercado, cuotas que se mantienen estables durante cinco años, permitiendole al cliente, acabado ese periodo, cambiar de banco si asi lo desea.
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