Aunque parezca paradojico el escritor de la nostalgia, el hombre que más veces evoco el pasado en sus libros es un autor de ciencia ficcion, genero que, como todo el mundo sabe, centra su vista siempre en el porvenir y pocas veces en el pasado.
Bradbury fue, es y sera, mientras viva, una paradoja viviente: un hombre obsesionado por Marte que no puede olvidar, incluso luego de contar a sus personajes en grandes naves espaciales, lo que sintio, de niño, al abandonar su Illinois natal y rural.
Los lectores de Bradbury -literalmente millones- siempre supieron ver en él al gran hombre que hablaba del futuro pero en realidad miraba hacia su pasado, hacia epoca en la cual, siendo niño, niño pequeño, podia tomar las doradas manzanas del sol de los arboles de su abuelo.
Muchos españoles sienten que comparten esa sensacion porque, en realidad, ellos pasaron por lo mismo que el pequeño Ray: como él, ellos tambien solian correr libres por los patios, disfrutando una epoca dorada donde cada dia parecia mejor que el anterior.
Luego, agotados, se sentaban bajo esos inmensos arboles y mordian esas naranjas jugosas dejando que el jugo maravilloso que las completaba corriera por su boca y le diera nueva energia a sus agotados cuerpos.
Para recuperar ese viejo sabor perdido, existen las naranjas de Valencia cultivadas por un joven grupo de agricultores decididos a que cada uno de sus clientes recupere el sabor de la fruta original que mordieron hace tanto tiempo ya, en los jardines de sus abuelos.
Para saber más al respecto solo ingrese al sitio web de estos jovenes agricultores: http://www.naranjasdelmijares.com/
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