La vida antes era mas simple. Esta frase, no por remanida, deja de ser cierto. Y esto resulta especialmente cierto si tenemos en cuenta esos años en los cuales fuimos plenamente felices sin darnos cuenta del todo de lo afortunados que eramos.
Si, estamos hablando de la infancia. Y si usted tiene, como nosotros, mas de veinte años y es anterior a la actual generacion de jugadores de playstation e Internet recordara que las diversiones de nuestra epoca poco y nada tenian que ver con la electronica.
Nosotros sabiamos que, una vez terminadas las clases, pasariamos las vacaciones de verano al aire libre, gozozamente satisfechos al saber que ya no habria -al menos por tres meses- maestros, horarios ni prohibiciones, que podiamos hacer al aire libre todo lo que quisieramos.
Y lo que queriamos era correr en libertad de tal manera que acabramos el dia agotados pero felices de haber disfrutado tanto cada minuto, cada hora, como se merecia, o como nosotros creiamos que merecia disfrutarse.
Una vez terminadas nuestras correrias infantiles, para sacarnos la sed, ¿que haciamos? ¡Exacto! Visitar el huerto familiar, ese lugar donde, con todo el cariño del mundo, nuestros abuelos cuidaban sus maravillosas naranjas de Valencia.
Hoy, usted puede, aunque le parezca extraordinario, recuperar ese placer perdido para sus hijos gracias a los jovenes agricultores de naranjas que ponen directamente en su mesa productos naturales y de calidad, no sometidas a ningun proceso de conservacion de los que se usan actualmente en el mercado.
Visite nuestra pagina web y asombrese con lo que encontrara allí.
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